16 de Octubre, 2023. Rocío GARCIALONSO
El Teatro de La Zarzuela se ha comprometido a dar un espacio a nuevas creaciones en el género lírico español, como lo ha demostrado con El Caballero de Olmedo. La música de Arturo Díez Boscovich se inspira claramente en el estilo de Erich Wolfgang Korngold, con fuertes reminiscencias a la banda sonora y facilidad melódica y grandilocuencia orquestal. Musicalmente, los personajes pueden haber parecido clichés andantes, con Leitmotiv que, aunque efectivos al asociarse a cada personaje, en ciertas ocasiones se perdía profundidad. La melodía que acompañó la tonadilla del caballero, basada en el texto «Que de noche le mataron…» resultó absolutamente maravillosa.
La dirección escénica y adaptación del libreto de Lluís Pasqual es lo más destacable de la nueva ópera, ya que logró condensar la esencia de la obra maestra de Lope de Vega manteniendo su carácter atemporal. Con la escenografía de Daniel Bianco el montaje consiguió transportar al público a los campos de Castilla con tan solo cuatro muros y las saturadas proyecciones de Franc Aleu. La gradación de colores en tiempo real se asemejaban a la paleta de colores característica de las obras de Rothko. El vestuario diseñado por la legendaria Franca Squarciapino aportó un toque de elegancia a la obra y evocaba al siglo de oro, pero la vestimenta de los bailarines era disonante y parecía más apropiado para un ensayo que para una función.